Abordar a alguien con intenciones suicidas genera reacciones fuertes. El primer impulso es tratar de cambiarlo inmediatamente, regañar y corregir. Estas no son las maneras adecuadas de prevenir un suicidio.
Al principio parece muy difícil, pero cuando se dialoga en forma tranquila y adecuada, puede hallarse el apoyo que aliente a alguien a pedir ayuda y superar una depresión de muchos años.
Te proponemos algunos pasos que conviene seguir para escuchar a alguien que está pensando en suicidarse:
Maneja tus emociones
Escuchar a alguien decir que se quiere morir o suicidarse puede ser difícil, así que es necesario que respires, te tranquilices y trates de mostrar un rostro tranquilo, así como una actitud de escucha empática con la cual podrás tolerar oír cosas con las que no estarás de acuerdo. Esta actitud ayuda a que la persona que habla sienta confianza de decirte lo que quizá no ha podido comentar a nadie más.
Cultiva la confianza
Muestra que puede contar contigo, que no le vas a enjuiciar, acusar ni actuar de forma impulsiva para evitar que se quite la vida. Asegúrale que lo que diga será tratado con discreción y cuidado. Muéstrale que entiendes o aceptas que tenga esos sentimientos y deseos.
Escucha con validación y empatía
Pregunta si ha pensado en el suicidio. Esto no suele resultar un insulto y en cambio puede ayudar a salvar una vida.
Si te cuesta trabajo entender que alguien se sienta tan desesperado que piense en suicidarse, trata de pensar que si así ocurre es por algo, que cada cabeza es un mundo. Muéstrale a la persona que te lo dice que para él o ella sus motivos son válidos, que sus sentimientos de tristeza, enojo, desesperación, soledad y confusión son reales, que estar en un callejón sin salida y sin esperanza es razonable.
Evita decirle que exagera, que no se sienta así, que todo tiene solución. Más bien comenta que es difícil sentirse así, que tal vez haya algo qué hacer o una forma de sentirse mejor, pero que por el momento le resulta difícil de ver y que es bueno que te cuente o que pida ayuda para salir de esa condición.
No ofrezcas vanas esperanzas, no digas que todo se va a solucionar. No des sermones. No trates de demostrarle que es una gran persona. No trates de causarle culpa por su deseo suicida.
No suele ser útil que trates de convencer a esa persona a verse a sí mismo o pensar de forma diferente, pero puedes ayudarle a tener una duda razonable a partir de tus impresiones realistas: “Con lo que me has contado,
Estima el nivel de riesgo suicida
No es lo mismo que alguien te diga que no quiere despertar o que tiene un plan para hacerlo. Alguien suele pasar del primer punto al último a través de los siguientes pasos:
- Deseos de desaparecer
- Deseos de no despertar, morir o que lo maten
- Pensamientos sobre suicidarse
- Planeación suicida
- Planeación suicida realista con medios para hacerlo
Entre más la persona se acerque a la primera etapa más hay que escucharle de una forma que le permita tomar sus propias decisiones, entre las que se encontrará buscar ayuda profesional. Mientras la persona se encuentre más en la última etapa, menos capaz será de tomar decisiones de autocuidado, por lo que tendrás que decidir y actuar con el fin de llevarle con un o una especialista o incluso a un internamiento que le salve la vida.
Si además notas un historial de actos impulsivos, vale la pena que le comentes te puede llamarte en cualquier momento en que estés pensando en hacer algo riesgoso.
Aparte, si sabes que se encuentran en la última etapa es preciso que se deshaga o te entregue los materiales con que planeaba hacerse daño.
Reconoce tus limitaciones, pero propón alternativas en forma empática
Si estás leyendo este artículo es bastante probable que no seas profesional de la psicología, psiquiatría o de la intervención en crisis. No necesitas serlo para hacer la diferencia, pero ten honestidad hacia tu persona y hacia la otra. No eres experto o experta en lidiar con quienes están pensando en atentar contra su vida, pero tienes la disposición a escuchar, entender, apoyar y acercar a esa otra persona a quienes podrían ayudarle de forma más informada.
Una reacción común de quien escucha a alguien que piensa en suicidarse es tratar de decirle cómo resolver sus problemas o corregir sus puntos de vista depresivos. Lo más probable es que esa persona ya pensó en todo lo que le estás diciendo y por algún motivo no logra pensar como crees que es correcto ni percibe que las soluciones que le propones realmente serán útiles en su caso. Sin embargo, si tienes una sospecha razonable de que no ha buscado cierta alternativa o que tiene un punto de vista muy erróneo, consúltaselo de una manera que dé a entender que tal vez ya lo había considerado. Esto es particularmente útil si esa persona es limitada por una visión en forma de túnel (“sólo hay una forma de hacer las cosas y yo no puedo hacerla”) o polarizada (“No valgo absolutamente nada”):
- “¿Has pensado que quizá no es que seas fracasada, sino que la situación laboral está muy difícil?”
- “Probablemente ya lo intentaste, ¿pero has pensando en mandar tu CV a tu tío? … ¿Por qué eso no te parece buena idea?”
Establezcan un acuerdo de no agresión
En el punto donde la persona abatida experimenta confianza hacia su interlocutor, narrando sus sentimientos, los obstáculos, la desesperanza, etc., es momento de establecer un contrato de no agresión. Básicamente consiste en proponer un plazo razonable para abstenerse de cometer actos contra la vida. Mientras se ejecutan los planes que se han conversado, entre ellos la búsqueda de ayuda profesional con especialistas en el tema del suicidio.
El contar con tu escucha y tu presencia puede incluirse en este trato si las cosas no salen como se esperaba o si el deseo de hacerse daño es urgente uno de estos días.
Seguimiento
Mantente al pendiente de la persona con quien has tenido esta conversación, pero no te conviertas en alguien insistente. Puede que haya obstáculos para llevar a cabo el contrato de no agresión o que necesite ayuda para dar el primer paso. Si el deseo suicida ameritó un internamiento, entonces llama o visita. Demuestra que es tu deseo apoyar, no que lo haces por obligación o lástima.
Idealmente, la persona que está pensando en su propia muerte termina involucrada en un tratamiento psiquiátrico y psicoterapéutico que le ayudará a tener un espacio donde sienta apoyo y desarrolle habilidades que le permitan enfrentarse a dificultades que parecen irresolubles. Pero el contar contigo como alguien que escucha empáticamente es un punto de partida para ver que existen personas que sí entienden. El tener tu punto de vista que ayude a salir de la visión de túnel puede ser muy beneficioso y esperanzador.
Por último, recuerda cada persona es responsable de las decisiones que toma sobre su vida. Si la conversación no sale como esperaba y/o si el interlocutor se suicida fue su propia decisión. Ahora existen muchos medios para recibir ayuda en caso de ideación suicida, así como oportunidades de recibirla; asumir que tu presencia fue el elemento determinante que pudo evitar un suicidio no es realista. En todo caso, el contacto con alguien que quiere suicidarse puede llevarte a necesitar psicoterapia.
Oscar Flores Aguayo
Soy psicólogo y psicoterapeuta con al menos 10 años de experiencia. Estudié la licenciatura en psicología en la Universidad Iberoamericana y mi formación psicoanalítica en el Instituto Mexicano de Psicoanálisis. Ejerzo la psicoterapeuta de pareja por medio del modelo de Terapia Focalizada en las Emociones. He dirigido mi trabajo profesional hacia la intervención en crisis presencial y a distancia. Me he desempeñé como profesor y conferencista para poblaciones variadas: niños, adolescentes, adultos y personas mayores.