Te invito a que recuerdes tus navidades favoritas… ¿Qué edad tenìas? ¿Quiénes fueron esas personas especiales con las que disfrutaste esa noche (y tal vez la madrugada)? ¿Recibiste o diste regalos? ¿Disfrutaste de una deliciosa y especial cena? ¿Cuánta dedicación le diste a tu arreglo personal y familiar?
Ahora céntrate en esas personas tan especiales: ¿Quiénes son? ¿Recuerdas lo que hicieron esa noche? ¿Jugaron, bailaron, abrieron regalos, rieron? Cualquiera que sea tu recuerdo te aseguro que fueron momentos especiales, personas únicas, momentos capturados en selfies individuales y colectivos que guardaste como un tesoro y que seguro insististe en que te enviaran por redes sociales.
¿Por qué Navidad es tan emocionante?
La Navidad se ha consolidado en muchas partes del mundo como una fecha especial. Tendemos a abrimos a reflexiones de vida que nos llevan a querer ser diferentes, sanar heridas con personas importantes, mostrar nuestro afecto de diferentes formas, darnos permiso de olvidar enojos, problemas y hasta apuros económicos (no olvides la resaca econòmica de inicio de año).
Amamos tanto la Navidad que pasamos horas enteras generando acuerdos familiares para planear esa noche y preparamos nuestra cena con alegría, aunque nos lleve toooda la mañana.
Nuestras familias nos visitan del extranjero o nosotros a ellos, y así pasamos puras buenas experiencias.
Ahora recuerda cuando acaban las fechas de cierre de año: Nuestros primos, tíos, abuelos, parejas vuelven a su país de residencia, ¿Preparar una cena durante tanto tiempo? Ni pensarlo; reunir de nuevo a toda la familia se torna difícil, generar acuerdos cuesta un poco de trabajo, poco a poco los pensamientos reflexivos pierden intensidad. Y por último, las deudas brotan a la superficie.
¿Qué pasaría si parte de la Navidad se volviera una experiencia permanente en nuestras vidas?
Si bien nada es para siempre, como hemos platicado en otros artículos, te puedo asegurar que gran parte de tu Navidad puede ser permanente: ninguna ley prohíbe ser abiertos a reflexionar durante el resto del año, o a expresar nuestro afecto por las personas aunque no sea Navidad. Tampoco es imposible cuidar de nuestras relaciones el resto del año o platicar en familia para generar acuerdos y ser un recurso de apoyo. Así como gestionar situaciones importantes como la salud y cuidado de los adultos mayores de la familia o cualquier otro aspecto familiar que requiera de nuestra cooperación.
Ahora te invito a preguntarte ¿Qué cosas de la Navidad me gustaría que duraran el resto del año? Imaginatelo vívidamente, después piensa y lleva a cabo acciones que te acerquen a ese amor y positividad para mejorar tu vida y relaciones. Motívate todos los días a prolongar tu Navidad todo el año.
En Amarse Bien, encontrarás alternativas para que tu Navidad nunca termine.
Nadia Delgado Flores
Soy Psicoterapeuta con 11 años de experiencia en atención individual, en pareja y familiar. Egresada de licenciatura y Maestría (en Terapia Familiar) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Donde también desarrollé aptitudes en investigación y evaluación psicológica. Considero a las personas como seres creativos que tienen la capacidad de resolver situaciones difíciles y aprender de ellas. Contribuir en ese proceso creativo por medio de la psicoterapia me nutre como profesional y como persona.
Me he desarrollado como Coach en ambientes empresarial y escolar. Además de contribuir en algunos centros de acompañamiento psicológico como psicoterapeuta y tallerista. Adicionalmente, he asistido a diplomados y cursos con formación terapéutica y colaboré con una asociación aportando mis conocimientos y habilidades dando apoyo psicológico, intervención en crisis, asesoría y canalización a personas víctimas de delitos como extorsión, robo, violencia doméstica o secuestro.