Los seres humanos atravesamos por adversidades o situaciones de estrés agudo en algún momento de nuestra vida (la muerte de un familiar, crisis económica, de pareja, etc). De igual forma tenemos la capacidad de superar estas situaciones, a la cual llamamos resiliencia. En las ciencias biológicas se define como “la capacidad de un ecosistema o de un organismo para regresar a la estabilidad al sufrir una alteración”. Podemos decir que cuando se supera por completo una etapa de estrés agudo, cuerpo y mente han regresado a su funcionamiento normal y que lo ideal sería haberlo hecho obteniendo algún aprendizaje.
¿Qué tan resiliente eres?
Las personas desarrollamos diferentes niveles y formas de superar adversidades. En este proceso influyen factores fisiológicos, psicológicos y sociales. Hoy te platicaré sobre los factores psicológicos.
Factores que influyen en nuestro nivel de resiliencia
- Flexibilidad: sabemos que nuestros planes no siempre se concretan de forma fiel a lo esperado y que pueden surgir cambios no programados. Cuando una persona logra adaptarse con relativa facilidad a esos cambios e incluso aprovecharlos a su favor, nos encontramos con un alto nivel de flexibilidad.
- Autoestima: se refiere a la opinión que nos formamos de nosotros mismos. En el espacio de acompañamiento, he notado que las personas que se asumen fuertes, inteligentes y con gran capacidad, suelen enfrentar mejor un periodo de estrés agudo.
- Experiencias de maltrato: éstas pueden producir deterioro cognitivo, social y emocional. Una persona que ha sido maltratada tiende a sentirse insegura e inestable emocionalmente, ya que en lugar de fortalecer su seguridad, se engrandece su miedo y falta de confianza. Su autoestima se ve disminuida.
Cómo fortalecer nuestro nivel de resiliencia
Trabaja tu autoestima: no digo que te mientas o ignores tus propias áreas de oportunidad, sino que hagas un ejercicio de autopercepción en donde aprendas a aceptarte incondicionalmente. Contempla tus límites, pero considera tus lados fuertes y desarrolla cada día los aspectos que quieras cultivar de ti mismo.
Aprende de tus experiencias de éxito y fracaso: como mencioné al inicio, todas las personas hemos atravesado por dificultades. Rescata las acciones que te han llevado a resolverlas con éxito y considéralas como herramientas útiles para futuras experiencias.
Desarrolla la autorregulación: las personas resilientes tienen la habilidad de no dejarse llevar solo por impulsos. Las adversidades pueden ser dolorosas, sin embargo, identificar nuestros miedos o inquietudes ante ellas y luego contemplar opciones de resolución nos acerca más a una superación inteligente que al hundimiento y la pérdida de control.
¿Tomas medidas para mejorar tu autoestima?
¿Ante los cambios, te adaptas fácilmente?
¿Ves el cambio como una oportunidad o como un contratiempo?
Hacerte este tipo de preguntas te ayuda a identificar qué tan cerca te encuentras de elevar tu nivel de resiliencia.
Si sientes que las adversidades te rebasan o simplemente quieres elevar tu nivel de resiliencia, puedes apoyarte en un profesional.
Soy Psicoterapeuta con 11 años de experiencia en atención individual, en pareja y familiar. Egresada de licenciatura y Maestría (en Terapia Familiar) de la Universidad Nacional Autónoma de México. Donde también desarrollé aptitudes en investigación y evaluación psicológica. Considero a las personas como seres creativos que tienen la capacidad de resolver situaciones difíciles y aprender de ellas. Contribuir en ese proceso creativo por medio de la psicoterapia me nutre como profesional y como persona.
Me he desarrollado como Coach en ambientes empresarial y escolar. Además de contribuir en algunos centros de acompañamiento psicológico como psicoterapeuta y tallerista. Adicionalmente, he asistido a diplomados y cursos con formación terapéutica y colaboré con una asociación aportando mis conocimientos y habilidades dando apoyo psicológico, intervención en crisis, asesoría y canalización a personas víctimas de delitos como extorsión, robo, violencia doméstica o secuestro.