La adopción por parte de personas del mismo sexo es un tema controversial. Las opiniones se disparan en base a argumentos en relación a los derechos de todas las personas y/o la salud mental de las y los infantes que serían adoptados. Las voces en contra abordan los daños que se les causarían. Es importante hablar de lo que ha ocurrido con ellas y ellos, según 50 años de investigación:
La recopilación (http://www.apa.org/pi/lgbt/resources/parenting-full.pdf) realizada por la American Psychological Association que se refiere a los estudios sobre las condiciones psicológicas de los hijos de padres del mismo sexo —realizados en países de todos los continentes, y en más de 1000 sujetos— concluye que
- La homosexualidad no es una enfermedad.
- Hombres y mujeres homosexuales tienen las mismas habilidades para ser padres, y en algunos estudios se concluye que muestran más.
- No hay una mayor tendencia de abuso sexual infantil dentro de las parejas homoparentales que entre las heteroparentales.
- No hay diferencias significativas en cuanto a salud psicológica y desenvolvimiento social entre hijos de uno u otro tipo de parejas.
- El crecer en el seno de una familia conformada por una pareja del mismo sexo no resulta en enfermedad mental.
Por supuesto que hay quienes están a favor del matrimonio igualitario, pero no en relación a la adopción, bajo el miedo de que los hijos de homosexuales también lo serán. Aquí queda claro que se habla entrelíneas de la homosexualidad como un problema que no debe heredarse, lo cual en sí mismo es una falacia, como se entiende en el párrafo anterior. Además esa argumentación suena rara, pues prácticamente todas las lesbianas y gays que conocemos en este país son hijos de heterosexuales, y no parecen haberlo aprendido… y bueno, el mismo estudio mencionado explica que la elección sexual no es influida por la de los padres, o sea, no se aprende.
Otras personas que apoyan a la comunidad LGBT+ argumentan que el país no está listo para eso, por lo cual hay que proteger a niñas y niños del acoso de sus compañeros de escuela. Este argumento no contempla el hecho de que nuestra Nación no estará preparada a menos que la adopción ocurra, pues de otro modo nunca lo hará. Por otra parte, evita que los padres y las instituciones hagan el esfuerzo de aceptar la diversidad y manda el mensaje de que si alguien quiere ser diferente debe estar dispuesto a aguantar maltratos, por lo cual es mejor comportarse como los demás. ¿Qué habrá sido de las mujeres trabajadoras que recibieron este mismo tipo de sugerencias?… Más bien se plantea seguir con las medidas para tener escuelas más seguras y sin abuso, así como familias donde se ejerza y enseñe la tolerancia y el respeto.
También hay voces que argumentan que se les quita el derecho a tener un padre y una madre, como si ésta fuera la única forma de aprender a lidiar con la diferencia de los géneros. Desde luego, la crítica se extiende a quienes no tienen pareja y desean adoptar. En un mundo donde los roles de género se desdibujan cada vez más, cabe plantearse si vale la pena si las nuevas generaciones deben honrar lo que se consideraba masculino o femenino.
La intolerancia, la violencia, el abandono, la negligencia y el abuso de cualquier tipo es lo que perjudica a la infancia.